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Película: | La Danza De Los Vampiros |
Director: | Roman Polanski. |
País y año: | Inglaterra, 1967. |
Guión: | Gerard Brach y Roman Polanski. |
Edición: | |
Fotografía: | Douglas Slocombe. |
Música: | Krzisztof Komeda. |
Intérpretes: | Jack Mac Gowran, Roman Polanski, Sharon Tate, Alfie Bass, Jessie Robins y Ferdy Mayne, entre otros. |
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Sinopsis: Partiendo de la base de que el vampiro es el héroe trágico por excelencia en el dominio del horror fantástico, de algún modo el más cercano a nosotros (en tanto acusado universalmente de monstruosidad, cuando no hace sino seguir la inclinación de su naturaleza). Despreciado, perseguido, condenado a la soledad, nunca ha pretendido ser un monstruo: las instituciones respectivas son las que lo han calificado como tal. Él sólo es un reflejo. Por ende, el conde Von Krolock y su runfla de moronguientos seguidores sólo son reflejos sin vida verdadera, a los que su instinto lleva a tratar de aferrarse desesperadamente a un mundo que los rechaza. Desde aquí se propulsa la tesis desmitificadora-reforzadora gobernante en La Danza de los Vampiros.
Así, el Profesor Abronsius (Jack MacGowran, en una caracterización tipo Einstein) y su ayudante Alfred (Roman Polanski), se enfrentan a “las fuerzas del mal” en pleno. Pero este “mal” es exhibido desde la perspectiva de lo simpático y rompiendo varias de las convenciones caras al género, con lo que Polanski pone en juego uno de los acentos distintivos de varias de las películas constitutivas de su obra hasta la fecha: el mal, en tanto que tal, acabará derrotando al bien, hecho por demás señalado con la escena final, en que quienes vinieron a combatirlo, lo esparcerán por el mundo, convirtiéndose en sus aliados involuntarios.