Septiembre 26, 2012
MIENTRAS DUERMES
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César trabaja como conserje en un antiguo y elegante edificio de departamentos en Barcelona. No sólo se encuentra al cuidado de la entrada, sino que arregla los desperfectos interiores y exteriores del inmueble. Tal vez no sea uno de los mejores oficios, sin embargo, no lo cambiaría por ningún otro, ya que éste trabajo le permite a César conocer a fondo a todos los inquilinos del lugar: sus movimientos, hábitos, horarios y sus puntos débiles. Desde su posición, resulta fácil controlar las llegadas y salidas de los condóminos, estudiarles, descubrir sus gustos y secretos. Si quisiera, podría incluso controlar sus vidas, influir en ellas como si fuera un Dios: abrir sus heridas y hurgar en ellas. Y todo sin levantar ninguna sospecha. Y es que César tiene un secreto, un juego particular: le gusta hacer daño, mover las piezas necesarias para crear dolor a su alrededor. La nueva vecina del 5ºB no deja de sonreír; entra y sale cada día radiante y feliz. Así que pronto se convertirá en el nuevo objetivo del conserje. Un reto personal. Una obsesión. No obstante, el pasatiempo de César va a empezar a complicarse más de lo debido: se volverá impredecible, peligroso. Incluso, puede revertirse en contra suya.