Marzo 15, 2021
ESTACION CENTRAL DE BRASIL
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Isadora (Dora), es una profesora retirada de sesenta años, que se gana la vida escribiendo cartas en la Estación Central de Río de Janeiro. Se trata de una mujer fría y solitaria que no siente culpa al desechar las cartas por cuyo envío sus clientes pagaron. Un día, llega con Dora, una mujer con un niño y redacta una carta al padre de este, pero sorpresivamente la madre muere atropellada por un autobús al salir de la estación, y el niño, llamado Josúe queda solo. Dora se lo lleva con una amiga, y allí planea dejarlo en una supuesta casa de acogida donde le ofrecen dinero por Josué, dinero con el cual compra un televisor. Al ver el aparato, la amiga logra hacerla confesar y le hace entender que el futuro de Josué probablemente sea el de tráfico de órganos, por lo que Dora, arrepentida, rescata al niño. Sin muchas opciones, y contra la voluntad de ambos, Dora decide acompañarlo para buscar a su padre y es durante este viaje donde se percatan ambos de lo valioso que es la presencia del otro. Ese viaje por la geografía brasileña, sirve para que los dos recuperen la humanidad perdida, uno por su repentina orfandad y ella por su difícil vida. Dora, al creer que encontrarán al padre de Josué, le insiste en el hecho de que debe olvidarla, pues así ella lo hizo con su propio padre, pero el escenario cambia cuando no localizan al padre del niño. Ante esto, Dora le ofrece a Josué que se vaya con ella para formar una familia, cosa que ella anhela profundamente. Sin embargo, se encuentran con los medios hermanos de Josué, quienes, sin saber que el niño es su hermano, le ofrecen hospedaje a él y a Dora. Ahí se enteran por medio de una carta de los planes del hombre de vivir junto a todos sus hijos, y Dora decide dejar a Josué junto a sus hermanos, yéndose al amanecer y despidiéndose con una carta donde le explica que ellos le darán la familia que merece y pidiéndole que no la olvide jamás.