Enero 28, 2014
LA BICICLETA VERDE
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Wadjda es una niña de diez años, alegre, emprendedora y rebelde, habitante de los suburbios de Riad, la capital de Arabia Saudita. Ella vive en un mundo machista y conservador con severas leyes religiosas del Islam, donde las mujeres no pueden conducir un automóvil y a su vez, tienen que cubrirse el rostro, evitar que los hombres las vean y las oigan hablar en voz alta. Por su parte, las adolescentes no pueden pintarse las uñas y verse a escondidas con jóvenes de su edad y peor aún, las niñas suelen contraer matrimonio muy pequeñas y se les tiene prohibido utilizar una bicicleta, ya que además de ser un vehículo o juguete destinado para hombres y niños, corren el riesgo de perder la virginidad. Pese a ello, Wadjda es divertida, le encanta la música oprohibida que llega de los Estados Unidos y a su corta edad, es capaz de enfrentar los límites de todo aquello que está vedado para el sexo femenino en su país. Wadjda suele competir y jugar con su vecino, un pequeño llamado Abdulalh, quien le presta a escondidas su bicicleta, para que la maneje en la azotea donde no pueda ser vista. Un día, la pequeña descubre una hermosa bicicleta verde que cuesta 800 riyales –cerca de tres mil pesos mexicanos-, y decide ahorrar para comprarla, aunque ello provoque la furia de su madre y de su profesora, la señorita Hussa: mujeres atractivas e inteligentes que pese al rechazo que manifiestan por las costumbres misóginas de su país, se ven obligadas a acatar las reglas establecidas. Wadjda elabora pulseras y cobra pequeñas cantidades de dinero por llevar recados, pero lo que reúne no es suficiente para comprar la bicicleta. Por ello, decide participar en un difícil concurso sobre las leyes del Corán, organizado por su colegio y cuyo premio son mil riyales, poco más de lo que cuesta la bicicleta con la que pretende retar en una carrera a su vecino Abdullah, con quien, en teoría, no debería jugar. En paralelo, su padre a quien ve muy poco, está por conseguir una nueva esposa: una costumbre común en Arabia Saudita. Su bella mujer hace todo lo posible por retenerlo, pero sabe en el fondo, que sólo cuenta con su pequeña y valiente hija Wadjda.