Febrero 25, 2013
LAS CENIZAS DE LA LUZ
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Youssef es un profesor universitario de literatura muy querido por la comunidad, quien quedó ciego desde los ocho años, cuando un accidente afectó las retinas de sus ojos. Youssef vive con Roya, su devota mujer, quien transcribe puntualmente los textos que el lee y redacta en Braille y al mismo tiempo, Maryam, su hija de seis años, le narra los fenómenos de la naturaleza que ella misma va explorando. De alguna manera, Youssef comparte con su pequeña hija una suerte de estado de inocencia ligado a las primeras impresiones visuales infantiles de éste. Angustiado por lo que parece ser un cáncer ocular que le provoca un desmayo y gracias a las influencias de su tío Mahmood, Youssef es llevado a Paris para practicarse ahí una revisión médica total en un importante hospital francés. Durante su convalecencia y chequeo médico que se prolonga por un par de meses, conoce a Morteza, un entusiasta anciano que ha ido perdiendo la vista de forma gradual debido a una granada alojada en su cerebro consecuencia de la guerra. Los resultados indican que el peligro de cáncer no existe y por el contrario, se descubre que sus retinas son sensibles a la luz de tal manera que el profesor de 45 años, tiene la posibilidad de volver a ver gracias a un trasplante de córneas. Youssef regresa a su casa en Teherán y es recibido con gran alegría por amigos, familiares y compañeros, al saberse que ha recuperado la vista. Ahí, ve por primera vez el rostro de su mujer y de su hija y también el de Pari, la atractiva cuñada de su tío. No obstante, su vida que hasta ese momento ha sido apacible, tranquila y repleta de felicidad al lado de sus seres queridos, del ambiente académico y la escuela para niños ciegos donde colabora: una suerte de pequeño Paraíso que incluye una terraza donde trabaja, empieza a desmoronarse poco a poco. Al recuperar la visión, Youssef enfrenta un drama moral y sicológico. Observar a los otros ciegos le provoca un choque mental y de furia. Por un lado, se hace falsas ilusiones alrededor de la guapa Pari, rechaza a su mujer y toma conciencia de su propia edad y de la conmiseración con que era tratado. En un arranque de ira, vuelve a perder la vista y vaga por una urbe hostil hasta que recupera las enseñanzas que lo sostenían con anterioridad: es decir, la vida espiritual que le ha ayudado no sólo a sobrevivir, sino a ver de verdad.